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11 Saúl envió emisarios a la casa de David para vigilarlo y matarlo a la mañana siguiente. Pero su mujer, Mical, le advirtió:

— Si no te pones a salvo esta noche, mañana serás hombre muerto.

12 Mical descolgó por la ventana a David, quien salió huyendo y se puso a salvo. 13 Luego Mical cogió los ídolos familiares, los metió en la cama, puso una piel de cabra sobre la almohada y los tapó con ropa.

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